Reflexiones del PRI sobre las Escrituras | Memoria de San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir

Evangelio
Lucas 12, 1-7

En aquel tiempo, la multitud rodeaba a Jesús en tan gran número que se atropellaban unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos:

"Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir de la hipocresía. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse. Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la oscuridad, se dirá a plena luz, y lo que hayan dicho en voz baja y en privado, se proclamará desde las azoteas.

Yo les digo a ustedes, amigos míos: No teman a aquellos que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quién han de temer: Teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar al lugar de castigo. Se lo repito: A él sí tienen que temerlo.

¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno solo de ellos se olvida Dios; y por lo que a ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que todos los pajarillos''.

Reflexión del Evangelio en palabras de Monseñor Don Fischer

Es interesante que Jesús les hable aquí a los discípulos, y uno se pregunta qué habrá pasado por sus mentes. Les dice que tengan cuidado con quienes se opondrán a ustedes y a su trabajo. Pero no teman si los matan, porque aunque lo hagan, nunca podrán hacerles daño. Están al cuidado del Dios que los creó.

Él los conoce. No permitirá que les suceda nada que no sea para ustedes. Este pudo haber sido el comienzo de la comprensión de los discípulos por fin de lo peligroso que se volvería su ministerio.

Oración final

Padre, nos preocupamos por tantas cosas. A menudo incluso nos preocupa si seremos aceptados o no al morir. Pero una y otra vez, nos has dicho a tantos, a todos nosotros, que nada puede separarlos del amor de Dios. Cuando se proponen, cuando luchan, cuando trabajan, anhelando la conexión con él, no tienen nada que temer. Siempre estarán con él para siempre. Y te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

Kyle Cross