Del Instituto Pastoral de Reflexiones tenemos la meditación de las Escrituras | Lunes de la XXII semana del Tiempo ordinario
Evangelio
Lucas 4, 16-30
En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.
Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura, que ustedes acaban de oír".
Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios, y se preguntaban: "¿No es éste el hijo de José?"
Jesús les dijo: "Seguramente me dirán aquel refrán: 'Médico, cúrate a ti mismo, y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm' “.
Reflexión del Evangelio en palabras de Monseñor Don Fischer
Lo que vemos revelado aquí es algo muy común. ¿Cómo algo tan extraordinario como el Espíritu de Dios obra a través de seres humanos comunes? Sé que Jesús no era un ser humano común, pero sin duda quienes crecieron con él lo vieron así.
Quizás le guardaban resentimiento por alguna razón, pero la idea de que alguien común pudiera tener esa sabiduría y esa comprensión, simplemente desvaneció su comprensión básica de cómo funciona el mundo. Y es interesante que su reacción no fuera de incredulidad, sino de ira. Y querían destruirlo, como si dijeran: «Dios no puede obrar en la gente común».
Oración final
Padre, tu gracia y nuestra humanidad están hechas la una para la otra. Debemos esperar y anhelar esos momentos en que podamos sentir tu presencia a través de nosotros. Ayúdanos a ser conscientes de este don. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.