Del Instituto Pastoral de Reflexiones tenemos la meditación de las Escrituras | Memoria de San Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia
Evangelio
Lucas 4, 38-44
En aquel tiempo, Jesús salió de la sinagoga y entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron a Jesús que hiciera algo por ella. Jesús, de pie junto a ella, mandó con energía a la fiebre, y la fiebre desapareció. Ella se levantó enseguida y se puso a servirles.
Al meterse el sol, todos los que tenían enfermos se los llevaron a Jesús y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los fue curando de sus enfermedades. De muchos de ellos salían también demonios que gritaban: "¡Tú eres el Hijo de Dios!" Pero él les ordenaba enérgicamente que se callaran, porque sabían que él era el Mesías.
Al día siguiente se fue a un lugar solitario y la gente lo andaba buscando. Cuando lo encontraron, quisieron retenerlo, para que no se alejara de ellos; pero él les dijo: "También tengo que anunciarles el Reino de Dios a las otras ciudades, pues para eso he sido enviado". Y se fue a predicar en las sinagogas de Judea.
Reflexión del Evangelio en palabras de Monseñor Don Fischer
Jesús quiere dejar claro su propósito. Su propósito es predicar, enseñar, despertar a la gente a la identidad de Dios y, en última instancia, a lo que el Espíritu Santo hará en ellos. Pero también realizó milagros que eran señales que demostraban que no era solo otra persona que se creía el Mesías. Sin embargo, la tensión era difícil para él.
Y es difícil para nosotros porque hay momentos en que nos dirigimos a Dios y le decimos: «Haz esto, haz aquello», pero él no lo hace y perdemos la fe en él. Necesitamos centrarnos en su mensaje.
Oración final
Padre, sabemos que todo lo puedes. Pero lo más importante para nosotros es que nuestra fe en ti nos abre al mensaje que anhelas depositar en nuestros corazones. Se trata de nuestro papel: ayudarte a realizar la obra que viniste a hacer. Bendícenos en nuestro ministerio. Y te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.