Reflexiones del PRI sobre las Escrituras | Memoria de Santa Catalina de Alejandria, virgen y mártir
Evangelio
Mateo 10, 28-33
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.
¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo.
A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos’’.
Reflexión del Evangelio en palabras de Monseñor Don Fischer
La última frase puede resultar inquietante si no se comprende con claridad. Jesús deja claro que nos ama profundamente y se preocupa mucho por todos nosotros. Lo sabe todo sobre nosotros y, además, posee una cualidad única: respeta nuestra libertad. Se niega a obligarnos a creer en él. Y, en definitiva, lo que nos dice es: si eliges no aceptarme, no puedo forzarte a hacerlo.
Y si no lo haces, no puedo alcanzarte. No puedo sanarte. No puedo ayudarte.
Oración final
El amor que Dios nos tiene es difícil de comprender. Es un amor que se ofrece libremente y que debe recibirse libremente. Hay una gran tristeza en Jesús cuando pronuncia la última frase de este pasaje, porque sabe que no puede obligarnos a hacer nada que no queramos. Por eso, Dios, bendícenos con una constante y firme aceptación de todos los dones que nos das. Y te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.